jueves, marzo 30, 2006

24 hour party people

O dicho de otra forma, fiesta y after todo en uno (más o menos). Lo cierto es que esto es el título de una película y el de una canción de los Happy Mondays, estando ambos muy relacionados. Aunque esto sea esencialmente un blog sobre música, hoy os voy a recomendar esta magnífica película, que casi a modo de documental, viene a contar los apasionantes años que se vivieron en Manchester entre la decadencia del punk en forma de post-punk y el nacimiento y gestación de la cultura de club, todo ello desde la perspectiva del que casi que podemos denominar el verdadero impulsor de todo lo que se vivió en aquel tiempo, Tony Wilson. Tuvo la gran suerte de estar en el momento oportuno, en el sitio ideal y rodeado de gente que, gracias al talento de ellos y al dinero y la capacidad emprendedora de Tony, se han convertido en mitos de la historia de la música y en referentes para los grupos venideros. Estoy hablando de Joy Division, los propios Happy Mondays y, cómo no, New Order, bajo el techo de the Hacienda (FAC51). Cualquiera que desee conocer cómo se evolucionó del punk al house, puede encontrar toda la información en esta entretenida película que, de una forma semificticia, contará la historia de los dos primeros grupos y cómo influyó su música en la creación de una nueva forma de entretenimiento basada en la música dance y las drogas de diseño.

Joy Division, que es de quien quería hablar un poco, nació el 20 de julio de 1976 en el Manchester Lesser Free Trade Hall. Toda la gente está segura de esta fecha porque precisamente ese día tocaron por primera vez los Sex Pistols en Manchester ante un público de apenas 30 personas (no me acuerdo muy bien del número que indican en la película), entre las que estaban el propio Tony Wilson y los integrantes de Joy Division. Fascinados ante semejante sonido, decidieron crear un grupo similar, aunque primeramente el grupo se daría a conocer como Warsaw y tras un año decidieron cambiarle el nombre para evitar ser confundidos con el grupo de punk londinense Warsaw Pakt. Aunque Ian Curtis fue el último miembro en integrarse a la banda, fue el que más influyó en el carácter musical de la banda. Su fuerte personalidad depresiva se dejaba plasmar en todos los aspectos de Joy Division. Así, a pesar de nacer en plena época punk y estar influenciados por las bandas del momento, el sonido era mucho más gótico que las del resto y las letras de sus canciones poco se parecían a las letras protesta que por aquel entonces entonaban las bandas de su época, siendo las de estos infinitamente más poéticas.

Pero poco tiempo duró esta banda. El 18 de mayo de 1980, apenas cuatro años tras su formación, Joy Division se disolvían. Ian Curtis se suicidaba en su casa de Manchester, mientras escuchaba un disco de Iggy Pop; justo el día de antes de comenzar una gira por Estados Unidos. Solamente pudieron sacar dos discos cargados de canciones increíbles, revolucionando un estilo que prácticamente poco había evolucionado en los últimos años, tanto en la composición como en su producción.

Ian Curtis padecía de epilepsia, siendo bastantes frecuentes sus ataques, incluso subido al escenario. Digamos que patentó un estilo de baile inspirado en su propia enfermedad, moviéndose mediante espamos y movimientos similares a los que la epilepsia le producían. En el vídeo que os dejo a continuación podemos ver a Joy Division en una actuación en directo, con bailecito de Ian Curtis incluido. El tema es el famoso She's lost control.



Y aquí otro temazo, Transmission

Ebers Moll 9:13 p. m. | 0 comentarios |

martes, marzo 28, 2006

Creación y producción

Dos procesos estrechamente enlazados pero muy distintos uno del otro. Como ya dije anteriormente, uno se nutre de nuestro talento mientras que el otro lo hace más de nuestros conocimientos y equipamiento. Por muy buena que sea una idea musical, hay que saber presentarla, hay que saber darle forma. Si no disponemos de los medios para ello, difícilmente llegará a gustar al público, ya que siempre demandamos calidad en todos los aspectos. Hoy por hoy, este camino se ha allanado considerablemente con la llegada de las nuevas tecnologías en forma de estudios musicales caseros. Ya no hace falta gastar una fortuna en equipos hardware para mezclar las pistas y masterizar la mezcla, sino que por algo más de 300 euros podemos disponer de una herramienta bastante aceptable en forma de software, mientras que por otros 200 euros podremos tener unos monitores en condiciones para llevarlo a cabo.

Sin duda alguna, quien tiene más fácil y barata la autoproducción es el que centra su creación en sonidos puramente electrónicos, sacados de cualquier sintetizador software y con la ayuda de cualquier estudio virtual tipo FL Studio o Reason. Con ambos programas se puede crear música con mayor o menor toque de profesionalidad, en función de las características de ambos estudios y, sobre todo, de nuestras habilidades en su manejo. Además, ambos incorporan las herramientas necesarias para realizar un proceso de mezcla y masterización completo, aunque no sean tampoco las más idóneas para llegar competir contra verdaderos pesos pesados como la suma de Cubase SX más Waves Diamond (estaríamos hablando de más de 2000 euros). Quizás una buena elección relación calidad-precio sea Cakewalk Sonar Producer
junto con la suite de masterización Ozone, ya que por algo más de 1000 euros tendrías un estudio virtual bastante completo y con un precio bastante asequible.

Dejando ya a un lado tanto programa, en resumen tenemos que cualquier persona que se quiera dedicar a la música electrónica a un nivel básico, pero con un grado de profesionalidad considerable, sólo tendría que desembolsar una cantidad en torno a los 1300 euros (contando con los monitores) si es que ya dispone de un ordenador y una tarjeta de sonido de andar por casa. Si nos ponemos quisquillosos y queremos usar una tarjeta que nos ofrezca más ventajas de cara a la grabación de una fuente externa, latencia cero y que pueda trabajar a 24bits y 96khz, nuestro estudio se podría quedar perfectamente en torno a los 1500 euros, lo cual tampoco llega a suponer un gasto excesivo si quisiéramos tenerlo como hobby (algunos gastan millones en desgraciar el aspecto de un coche) y tuviéramos un trabajo remunerado (estudiar y escribir en un blog todavía no están dando sus frutos, ejem!). Por contra, sigue suponiendo una verdadera fortuna para cualquier persona que esté estudiando y quiera montar un grupo con un par de coleguitas para emular a The Chemical Brothers. Insisto en que con todo este material se puede autoproducir un disco y hacer que suene bastante bien (ya sólo depende de las habilidades de cada uno), y cuando digo bien me refiero a conseguir ese tan ansiado sonido de pista rompecinturas que puedas encontrar en cualquier discoteca (absténgase riguitón y demás experimentos sociológicos).

Ahora supongamos que queremos montar un equipo de música pop pero con altas dosis de arreglos electrónicos, donde al menos tendrás que disponer de guitarra y ampli, bajo y ampli, micrófono para vocalista, mesa de mezclas para directo y por supuesto un ordenador que ponga todo el sonido que falta. Sin entrar a precisar precios y a seleccionar equipamiento medio decente, creo que el total fácilmente superará los 6000 euros; eso sin contar ningún extra en forma monitores de escenario ni altavoces para ser usados por la vocalista y el ordenador. Algunos de vosotros creerá que este equipo resultará más que suficiente para llegar a grabar un disco y producirlo con el material que se dispone, pero la realidad es triste y cruel. Con semejante equipo, aunque quien lo haga sea el mismísimo Alan Parson, cualquier cosa que se grabara y masterizara sonaría más a juguete que a algo serio.

Para cualquier grupo que utilice como mínimo un instrumento real, se necesita usar un equipo mucho más sofisticado para conseguir un resultado aceptable. Aquí ya no se trata de lo bien o mal que pueda tocar el músico, sino de la calidad del instrumento así como de todos y cada uno de los elementos que intervendrán en el proceso de grabación. No es lo mismo un micrófono de Karaoke que un micro de condensador de 1000 euros, ni será lo mismo una guitarra Sonora que una Ibanez. Pero es que, aunque en directo pueda dar bastante bien el apaño, cuando utilizas la mesa de mezclas como previo para grabar cualquier instrumento, te darás cuenta que mete mucho más ruido del que puede soportar cualquier oído normal, por lo que tendrás que cambiarla a otra más cara y con mejores prestaciones o bien usar solamente unos buenos previos, lo que supone también un gran desembolso económico. Es así de simple: cualquier componente hardware no sirve para ser incorporado al proceso de grabación, porque de su calidad (o mala calidad) depende enormemente los resultados finales en la mezcla y masterización. No se puede hacer milagros si las tomas grabadas no tienen un mínimo de calidad. Y para que algo suene bien hay que invertir dinero en material.

En Hispasonic podemos encontrar a la mayor comunidad de músicos amateur de toda la red (por lo menos que hablen español). Allí tienen cita tanto aquellos que sólo se dedican a componer con ayuda de un ordenador, como los que sólo confían en el tacto de una Fender. Cualquiera puede resolver dudas concretas en el uso de un programa, en lograr el sonido de sintetizador deseado o en la disposición de los micros dentro de un escenario. Lo que he aprendido tanto de sonido en directo como en el uso de los programas ha sido gracias a la ayuda desinteresada de la gente que participaba en dichos foros. Quizás el problema más repetido era el de alguien que tras seguir al pie de la letra los consejos de mezcla y masterización se encontraba conque todo seguía sonando a juguete. Casi siempre se debía a que el material con el que trabajaba no era el idóneo para alcanzar un resultado satisfactorio. Ruidos indeseados, ecualizaciones de grabación incorrectas (algunos no se enteran que es mejor no aplicarla durante la grabación), saturaciones, sonidos con muy poca intensidad... Al preguntar por las características del equipo utilizado para ayudarles un poco sobre cómo disponer más eficientemente del equipo, casi todo el mundo ofrecía una respuesta similar una vez veían la lista: necesitas mejor equipo. No es que no quisieran ayudar, es que no se podía hacer mejor con el material del que se disponía. Pero otras veces el problema procedía del proceso de mezcla y masterización.

Efectivamente, aquel que sólo use el ordenador le resultará más asequible llegar a autoproducir su propio disco. No tendrá que gastar dinero para el proceso de grabación, ya que normalmente todos los sonidos que incorpore son sacados de los sintetizadores o bien obtenidos de una librería de samples, ya sea comercial o de libre distribución (que las hay). Pero tarde o temprano tendrá que enfrentarse con el proceso más complicado, y posiblemente tedioso, que decidirá en gran medida la calidad de su trabajo. Una solución sería enviarlo a una discográfica, pero para llegar a esa conclusión no me habría tirado todo este rato escribiendo. La otra es leer mucho, pillarse unos buenos plugins, tener las ideas bien claras, armarse de una paciencia infinita y enviar a tu hermano pequeño a por una caja de aspirinas. Aunque gran parte del éxito depende el tener unos monitores de estudio en condiciones, aquí prima la experiencia en este tipo de labor, ya que eso no se llega a aprender en un fin de semana. No existen unas reglas que llevadas al pie de la letra garanticen el éxito, sino que en función del carácter que quieras imprimir a la obra así habrás de operar de una forma o de otra. Una distribución desacertada en la panoramización de cada uno de los intrumentos puede cargarse toda la atmósfera que podía generar la composición, y lo peor es que posiblemente no nos demos cuenta de ello y no seamos capaces de encontrar una combinación óptima.

En definitiva, la producción es un proceso complicado y muy delicado, que siempre marcará el resultado final de cualquier tema. Así, podemos tener canciones muy malas, en cuanto a composición, pero que suenan de escándalo. Hay que tener en cuenta que en el proceso de mezcla y masterización se suelen cambiar los sonidos de mucho instrumentos así como insertar o suprimir algunas partes que ayuden a conseguir el efecto deseado. Para saber qué parte tocar, cómo modificarla y qué sobraría, se necesita mucho instinto alimentado por años de experiencia. Es también esencial saber manejar los distintos "cacharros" que vas a usar durante todo el proceso, porque para alcanzar un sonido impactante, que destaque sobre cualquier otro disco, hay que saber muy bien cómo sacar el mejor partido de cada uno de ellos. Esto se traduce en invertir más tiempo para lograr esa maestría que sólo unos pocos alcanzan, tanto en leer los mamotretos de manuales que últimamente suelen acompañar al plugin más simple como en experimentar con el juguetito. Y lo más importente para mezclar y masterizar decentemente es no tener un oído en frente del otro.
Ebers Moll 11:08 p. m. | 2 comentarios |

viernes, marzo 24, 2006

My Baby Just Cares For Me

Seguramente es uno de los temas más comerciales de Nina Simone, pero gracias a esta canción, y sobre todo al genial videoclip, todos pudimos disfrutar de los encantos de esta mujer al micrófono a través de la tele y radio generalistas. Quien sabe, pero es muy posible que más de uno acabara metiéndose en el jazz y el soul gracias a este. Que lo disfrutéis.

Ebers Moll 9:49 p. m. | 1 comentarios |

jueves, marzo 23, 2006

Otra forma

Existe en este vasto universo de internet un rinconcito remoto y alejado de la civilización donde los asesinos y los locos campan a sus anchas, haciendo lo que más les gusta: crear la música que ellos quieren. "Alomojó" me he pasado un pelín calificándolos de tales, pero es que esta gente entra dentro del perfil que estableció Pedró Farré cuando habló del copyleft como aquellas personas que intentan cargarse el modelo de propiedad intelectual actual que tanto trabajo les costó conseguir, afirmando también que en este mundo moderno el copyleft no tiene sentido. O sea, que estaríamos hablando de asesinos y locos, ¿no? Bueno, dejaré ya de mover la mierda, no vaya a ser que empecemos a vomitarnos los unos a los otros.

Ese rinconcito remoto se llama Jamendo y, como bien indican en su página, intentan abrirnos los oídos a otra forma de entender la música, alejada de la contaminación que produce la industria musical. Toda la música que podemos encontrar en sus página está publicada bajo licencia creative commons, por lo que podremos descargarla cómodamente a nuestro disco duro a través de un red p2p ofreciéndonos la oportunidad de elegir entre mp3 y ogg (para los que lleven el movimiento de la música libre en sus venas) y a un bitrate más que generoso. También podemos realizar una escucha total del album antes de descargarlo de esta forma, pero sólo podrá ser reproducido online y a apenas 64kbits. Como toda buen comunidad, podemos dar nuestra opinión sobre los discos que escuchemos y recomendarlo a algún amigo nuestro de la comunidad. Desde Jamendo aseguran que según las preferencias que vayas demostrando a la hora de escuchar y valorar los trabajos, ellos te recomendarán otros, ayudándote a descubrir nuevos artistas que quizás sean de nuestro agrado, tal y como viene haciendo Last.fm pero a otro nivel.

Lo mejor para los artistas, aparte de su promoción en internet y lo que ello conlleva, es que te ofrecen distintas formas de donarles dinero a los artistas para que se puedan ganar unas pelillas con sus discos, sin que la propia página te lo tenga que recordar a cada click. Digamos que esperan que salga como iniciativa espontánea de cada usuario, y por ahora parece que la idea de la donación funciona bastante bien, ya que entre la información del autor y demás, puedes encontrar la lista de donaciones, siendo la de algunos bastante extensas.

Y ahora viene la opinión del ciudadano de a pie, es decir, la mía. Sin ponerme a hacerle la pelota a nadie, creo que Jamendo es la mejor forma de demostrar que otra forma de negocio es posible en esto de la música. No sé si alguno de los mejores artistas de Jamendo pueden vivir de las donaciones conseguidas a partir de esta página, pero al menos conseguirán rellenar un montón de fechas con conciertos suyos, donde sí que podrán ganar dinero a costa de trabajar en lo que ellos saben hacer. Cierto que no podrán llevar la vida de los artistas comerciales, donde se pueden permitir el lujo de no realizar una actuación en directo en mucho tiempo, pero al menos saben que su música les pertenece y que podrán hacer con ella lo que les venga en gana. No tendrán que responder antes discográficas, ni a sus caprichos ni a sus putadas, y lo mejor de todo es que tendrán completa libertad a la hora de seguir componiendo.

Todo esto es muy bonito, pero sigo encontrándole un gran problema a los artistas que adoptan las licencias creative commons y es que muchos de ellos suenan bastante mal. He escuchado varios discos y he encontrado un par de joyas que suenan a estudio de calidad, pero el resto, por regla general, cuando los escuchas no puedes evitar pensar que le sigue faltando algo para que no paren de sonar en tu amaroK. Por desgracia, el talento en la composición no tiene nada que ver con el de la producción. El primero se trata de una cuestión casi genética, gratuita y que depende de la persona; mientras que a la segunda hay que añadirle además una gran cantidad de dinero y horas de estudio. He encontrado temas con unas ideas buenísimas, que muy bien podían haber salido de Ninja Tune o Warp, pero que les ha faltado un buen productor que les quite el sonido enlatado y la cuantización exagerada del FL Studio. Y aquí llegamos a una encrucijada difícil de solventar, porque ¿de verdad le trae cuenta a un músico que no basa sus ingresos en la venta de discos meterse en la producción de su trabajo que le puede costar un ojo de la cara? Si consideramos los discos una mera forma de promocionarse de cara a los conciertos, ¿no podemos los demás disfrutar de su música con una calidad de sonido decente mientras lo ponemos a todo trapo en nuestro dormitorio? El próximo día seguiré con estas dos cuestiones, que para mi son los dos principales escollos a salvar para que se puedan adoptar de una forma masiva las licencias creative commons
Ebers Moll 4:42 p. m. | 0 comentarios |

miércoles, marzo 22, 2006

Perry Blake - The Crying Room

Llevo mucho tiempo buscando una buena excusa para poder hablar de este señor y esta semana la he encontrado al descubrir casi por error que ha publicado nuevo trabajo bajo el título tan poético de The Crying Room.

Seguramente pocos de ustedes (en verdad, espero equivocarme en esta afirmación) conocerán los trabajos de Perry Blake. Sobre todo porque apenas existe información relevante de él por los medios tradicionales, siendo la información que aparece en allmusic (sigo diciendo que es mi enciclopedia musical)irrisoria. Creo que de todos los grupos para públicos minoritarios, este es el que más. Y es una pena, porque posee un gusto exquisito para componer música. Supongo que son de estos artistas que prefieren invertir el tiempo en los estudios de grabación que en la promoción y distribución de sus discos, confiando en el boca a boca de la gente y en los círculos selectos donde se pueda escuchar su música. Tan reñido parece que está con las discográficas, que ha decidido montar su propio sello discográfico, a través del que ha publicado este último trabajo

Clasificar su música es tarea bastante difícil; sobre todo porque se puede considerar que forma parte de este grupo de músicos como Björk, Beth Gibbons o Tricky, por citar algunos, que hacen la música que les viene en gana, sin atenerse a ningún tipo de etiqueta y sin pensar si tendrán aceptación dentro de la industria. Ellos exponen sus ideas musicales y que cada cual juzgue por sí mismo. Por eso mismo dije al principio que lo encontré por error en una página sobre trip-hop, porque ni mucho menos se parece a lo que actualmente supone este estilo. Pudiera estar un poco más cerca de Portishead con su genial Roads y en la forma tan melancólica de exponer sus canciones, pero no se puede sacar ninguna comparación más. En sus primeros trabajos, apenas usa sonidos sintetizados y los ritmos, aunque se asimilen bastante a los empleados por las bandas de Brighton, suelen sonar cien por cien vintage. Así que decir que Perry Blake hace trip-hop es casi como decir que Bisbal hace flamenco (perdón por nombrarlo en este blog).

Pero este señor puede llegar a ser idolatrado u odiado hasta que la boca se nos llene de bilis. La carencia de una amplia escala de notas en la que poder mover su voz le obliga a que las melodías discurran en un mismo rango, pudiendo parecer un poco monótono. Si a esto le unimos que muchas veces adopta tono de falsete para poder subir a otra escala, seguramente a más de uno le quite las ganas de escuchar algún disco. Sin embargo es muy posible que, como yo, encontréis mucho encanto en este defecto, convirtiéndolo en una gran virtud. Sobre todo porque su voz tiene cierto tinte "metalizado", pareciendo más bien un ronroneo cuando se centra en tonos graves, y destilando cierto aire "castrati" o andrógino cuando pasa al falsete. Un contraste muy acusado del que a veces llega a sacar gran partido, convirtiéndolo en su mejor herramienta.

Otra carácterística predominante en toda su carrera es el aire de hombre atormentado del que hace gala tanto en la composición como en su imagen. Aunque sus últimos trabajos ha dejado un poco de lado esta faceta, todavía se sigue apreciando en sus canciones ese gustillo delicioso que puede llegar a producir la melancolía (siempre visto desde una perspectiva romántica) y que tan buenos resultados cosechó en Still Life. Aún después de haber encauzado toda la creación hacia derroteros más alegres, ha seguido cuidando la delicadeza de las melodías y sus orquestaciones, demostrando que la elegancia de las composiciones no tiene porqué estar reñida con el carácter que le quiera imprimir.

Personalmente, de todos los discos prefiero los dos primeros, Perry Blake y Still Life, donde se puede degustar la esencia que lo encumbró a lo más alto. A raíz del cambio comentado, creo que algunos temas han perdido un poco de consistencia, llegándose a embarcar en sonidos que no favorecen para nada sus virtudes (o defectos, según se mire) cuando se enfrenta al micro. Así, creo que este último trabajo ha perdido un poco seriedad, en las que llega a incluir algunos temas más propios de grupos como Travis. Digamos que intenta ampliar público pero creo que puede conseguir más bien el efecto contrario. De todas formas, sólo se puede tomar como un pequeño borrón en una carrera que destila elegancia y creatividad por todos los costados. Tal es así que, tras seis discos manteniéndose en la misma línea, todos sus discos se me antojan igual de interesantes. Quizás sea porque no he encontrado nadie que consiga imitarle y mucho menos superarle. O porque realmente cada canción suena distinta a las anteriores aunque recurra una y otra vez a la misma fórmula.

Comparándo este disco con sus anteriores trabajos, obtendría un 6'5. Le falla su corta duración (40 minutillos repartidos en 9 escasas pistas) y que tiene alguna pista prescindible para mi gusto (la mezcla Perry Blake banjo no me acaba de convencer). Pero tiene unos cuantos temas con una calidad muy superior a la media de toda su discografía. Aunque sigo recomendando sus dos primeros trabajos para aquellos que quieran conocer al verdadero Perry Blake
Ebers Moll 10:51 a. m. | 0 comentarios |

miércoles, marzo 15, 2006

Dame más medicina

Si tiene una hora libre en su ajetreada vida, recomendamos que pruebe nuestro último producto anti estrés mientras continúa navegando por internet.

Indicaciones:

- Intente relajarse lo más posible, así sus efectos se dejarán sentir más rápido
- Consúmase todo de una vez, sin realizar ninguna pausa durante todo el proceso
- Si se quiere acompañar de una cervecita y unas tapitas caseras, mejor
- Especialmente recomendado para aquellos días que han sido muy largos y se quiere pasar cuanto a antes a actividad vegetativa
- Abstengase de consumirlo antes salir a una discoteca. Puede acarrear efectos secundarios
- Si tiene alguna duda, consúlteme
Ebers Moll 1:51 p. m. | 0 comentarios |

martes, marzo 14, 2006

Pedro Farré

El pasado día 7 de marzo, el director de gobierno corporativo de la SGAE sostuvo un encuentro digital con los internautas en la página de elmundo.es. Me habría hecho eco de esta noticia mucho antes si no hubiera tenido ciertos problemillas con mi conexión a internet, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Entre las múltiples estupideces que este hombre pudo escribir, me quedo con esta:

"El canon se justifica en base a la necesidad de compensar las pérdidas que el desarrollo tecnológico genera a quienes crean los contenidos."
- Pedro Farré.

Semejante barbaridad sólo puede venir de un grupo de personas que insisten en mantener su absurda cruzada contra las redes P2P, en vez de asimilar esta herramienta para favorecerse de ella. Esta gente sólo entiende de números pero en unos términos tan absolutos y falto de miras, que a veces no puedo evitar pensar que en el fondo son sólo unos pobres diablos que no comprenden el mundo que les rodea. Piensan que todo aquel que se baja un disco o que lo compra en un top manta, es sinónimo de pérdida, cuando en verdad deberían contabilizarlo como dinero no generado. A primera vista puede parecer una estupidez, pero la verdad es que la gente que adquiere discos por otras vías distintas a la compra de originales lo suele hacer por mera curiosidad y por el hecho de conseguirlos a un precio de "ganga". Es decir, no existía un verdadero interés por la obra y de no haber sido por estas circunstancias es muy probable que nunca llegara a comprar el disco en una tienda.

¿Ha perdido dinero el autor con esta forma de proceder por parte del consumidor? Siendo objetivo, sí que hay pérdida, pero desde mi punto de vista no creo que sea tan significativa como para hablar de gran daño a la industria. Y no la hay porque sólo un pequeño porcentaje de los consumidores potenciales habrían adquirido finalmente la obra a través de un soporte original ante los precios tan abusivos de los discos compactos y la baja calidad en cuanto a composición de los mismos. El resto simplemente lo bajarían de una P2P, lo escucharían un par de veces y al poco tiempo habría sido olvidado en un rincón oscuro del sector más abandonado de su disco duro.

El problema al que se enfrenta la industria discográfica no es el avance tecnológico y el impacto de las redes P2P, sino la finalidad de su producto. Para ellos lo prioritario es que se vendan muchos discos, pero no creo que se hayan planteado nunca cuántas veces llega a escuchar el consumidor su obra. El que alguien venda un millón de copias de su disco en España no lo puedo tomar como condición suficiente que me indique la calidad de la misma. Sobre todo, cuando después de muchos años te encuentras con discos que tienen un single muy bueno y todo lo demás se reduce a meter minutos para llenar. Esto es lo que de verdad hace que la gente deje de comprar música. Si después de haberte gastado unos 20 euros, tras malgastar tres cuartos de hora de tu tiempo escuchándolo tienes la sensación de haber desperdiciado el dinero, ¿cómo llama a eso el señor Farré? ¿Riesgos de inversión? Yo lo llamo timo, y me condicionará para que la próxima vez que diga de hacer otra inversión tan arriesgada vaya a lo seguro, a descargarlo de internet. Si tras descargarlo y escucharlo un par de veces creo que el disco es lo suficientemente bueno, entonces lo compraré, que no será ni la primera ni la última vez que haya hecho algo semejante.

¿De verdad un autor se siente satisfecho cuando, tras vender cien mil copias de su trabajo, al mes de comprar su disco la persona que lo ha adquirido deja de escucharlo? Yo creo que eso es lo peor que te puede ocurrir como compositor. De hecho, es lo que les ocurre a la gran mayoría de grupos y cantantes comerciales, que al fin y al cabo son los que más se quejan de la piratería. Sus canciones son explotadas (y alentadas a serlo desde las discográficas) en los medios de difusión públicos durante un breve lapso de tiempo, y al cabo de menos de medio año el público ya no se acuerda de ese grupo que tanto se llegó a escuchar. Llegan a convertirse en productos de usar y tirar, y la cultura no se puede degradar a semejante nivel.

Actualizado: Tampoco tiene ningún desperdicio los comentarios de David Bravo en su blog
Ebers Moll 11:15 a. m. | 2 comentarios |

miércoles, marzo 08, 2006

De clicks y síncopas

Aunque este intento de blog se ha centrado sobre todo en sonidos extraídos de transistores, condensadores y bits, no he dejado de escuchar en mis ratos libres otros géneros musicales mucho más clásicos. De en vez en cuando me gusto prestarle un rato a los grandes maestros, para que mis oídos reposen en las armonías clásicas. A lo mejor a alguno le chocará que una persona que pone a todo trapo a Misc. pueda reproducir con la misma intensidad la Novena Sinfonía de Beethoven; pero lo cierto es que a veces esta última suele superarla en decibelios cuando estoy solo en casa.

Recuerdo que mi profesora de historia solía decir que para comprender el presente hacía falta conocer el pasado. Creo que a la música se le puede aplicar el mismo principio. Aunque Richie Hawtin y Bach no se parezcan en nada, en último término el primero se nutre del segundo, del legado que nos dejó. Por desgracia, dentro del inmenso universo musical existen muchos "compositores" que ni siquiera saben qué es un clavicordio, cuanto menos saber armonía. Lo curioso es que esta gente sí que suele entender de propiedad intelectual y de ventas. Pero esto no es más que una simple curiosidad de las tantas que se dan en la naturaleza.

A falta de discos nuevos de electrónica que se dejen escuchar tres veces seguidas en una misma tarde, he tenido que recurrir a los viejos clásicos. Lo cierto es que en lo que llevamos de años han salido un par de cosillas interesantes, como el disco de Pablo Bolívar, pero casi todo han sido experimentos raros llenos de clicks y sonidos estridentes. A lo mejor es que los exámenes me han dejado un poco exahusto mentalmente, pero como no he conseguido encontrar un disco de electrónica que me sugiera algo y no sea una sucesión de ruidos casi inconexos, he decidido "desempolvar" mis mp3 de jazz, de los clásicos maestros de la improvisación. Me ayudan a abrir la mente, ha reecontrarme con esos ritmos imposibles (un sólo de Gene Krupa es capaz de mover a los muertos), ha disfrutar con la creatividad de los músicos cuando improvisan. No es que me vaya ahora a dedicar a comentar discos de jazz, porque sería como si Antonio Lobato comentara la Fórmula 1 (¿?), sino que me estoy excusando de no mantener la misma línea que llevaba hasta ahora en cuanto a comentar un tipo de música y, sobre todo, a decir públicamente que en estos días apenas soy capaz de enlazar dos temas repletos de filigranas con osciladores para devorar de un tirón un disco de Miles Davis. Pero supongo que dentro de poco seguiré dando el coñazo con lo mismo de siempre.
Ebers Moll 11:23 p. m. | 0 comentarios |

sábado, marzo 04, 2006

Exceso

Cada vez que voy a mi pueblo, no puedo evitar reflexionar sobre determinados aspectos de la música que domina a la sociedad en general. Ya sé que soy muy pesado con el tema de la música comercial y que desde este blog no voy a cambiar el mundo, pero es que si no lo digo puede ser que reviente, y no me gustaría manchar a nadie con la bilis que acumulo por culpa de esto. Comprended que tras sufrir una tortura de dos horas estoy bastante jodido mentalmente.

Cuando veo a toda la masa bailando las sandeces y connotaciones de dudoso gusto de ciertos autores latinos, me pregunto si alguno se ha parado a escuchar lo que suelta por la boca. No ya a reflexionar un poquito, sino simplemente a pegar la oreja a un altavoz. No hace falta ser un lumbreras para discernir ciertas letras machistas y sexistas de algunas canciones que bailan, hasta romperse, cientos de miles de personas. En esos momentos es cuando me pregunto si la gente no es más que una masa de zombis que se dejan guiar por lo que la moda les imponga. Pero esta vez en mi mente ha aparecido una palabra: Orgásmical.

No es una peli porno, pero en su momento sí que era una alegoría al sexo, el placer y el desenfreno. Una forma más de ver los instintos carnales del hombre a través del arte. Hará casi seis años cuando escuché en Radio 3 a esta gente, y no precisamente a altas horas de la noche, sino a eso de las once y media de la mañana, cuando tienes las neuronas completamente despabiladas. Reconozco que al principio no me gustó, me pareció un poco bochornoso y de mal gusto. Creo que no dejé que acarbara la canción. Pero la segunda vez que escuché las mismas notas del comienzo, puse automáticamente la radio a toda ostia. Disfruté escuchándola y sobre todo al comprobar que alguien se atrevía a hacer una canción de un tema del que cualquiera habla con sus amigos, utilizando el mismo lenguaje pero con un planteamiento directo, sin rodeos. Cuando en una canción la tercera frase dice Me llamas puta porque no has podido conmigo en la cama, sabes que este grupo no se dedica precisamente a versionar a Rosanna. Aquello casi era una orgía sonora, pero dentro de un buen gusto y con mucho estilo.

No pude escuchar nada más de esta gente. Apenas pude conseguir esta canción en cinta, tras tirarme casi dos semanas con la cinta preparada en el equipo de música para pillarla desde el principio. Diciendo las cosas por su nombre, en aquella época existía Napster, pero no tenía tanto calado en nuestro país como puede tener ahora eMule o Kazaa. Así que tras mucho buscar, sólo pude encontrar esta canción, Exceso, y escuchándose regular. Y no tuve el placer de escuchar ningún otro tema de esta gente porque los censuraron, así de simple. En un país donde ahora se puede decir sin ningún problema dónde quieres meter cierta parte tuya en cierta cavidad femenina, hace cinco años no se podía decir algo tan sincero como que Exceso, es mi droga favorita. Exceso... Excesiva en el sexo, excesiva en el amor, excesiva en tu cama, excesiva en tu pene. O todo o nada. No creo que haya alguna palabra malsonante. Todo lo contrario. Pero la censuraron porque hablaba de sexo explícito, de las intimidades que pudiera cualquier otra persona. Me salieron alas de tanto masturbarme en mi habitación, oscura y sola, la considero una bonita forma de hablar del orgasmo femenino. Y si la voz de la cantante es tan sujerente como la de este grupo, entonces para mi es poesía.

Hace poco escuché por casualidad a este grupo en La Otra. Habían cambiado el rollo completamente. Sólo escuché una canción porque me decepcionaron tanto que no quise seguir viéndolos. Entiendo que si te dedicas expresamente a la música necesites vender para poder vivir de ella, pero no creo que haya que cambiar de esa forma tan radical usando el mismo nombre. Pero por otro lado los entiendo.

Supongo que ningún padre querrá que su hijo escuche esas expresiones a edades muy tempranas. Cada cosa a su tiempo. Pero parece que a esos mismos padres no les importa que sus hijos escuchen otras letras que hacen mención a lo mismo, aunque lo adornen todo con una jerga a veces ininteligible y un ritmo pegadizo que triunfa en cualquier discoteca. Yo mientras tanto seguiré con mis reflexiones al compás del riguitón mientras la música me impida tener una charla coherente con otra persona y sin tener que hacerme polvo las cuerdas vocales. Creo que buscaré la canción para recordar mientras la escucho lo bonito que es hacer arte del sexo.
Ebers Moll 12:34 p. m. | 0 comentarios |

miércoles, marzo 01, 2006

Aquellos maravillosos años

Decir a estas alturas que vivo por y para la música no es contar algo nuevo. Desde que soy capaz de recordar siempre ha existido una canción que me ayude a recordar determinados momentos de mi vida. Vale, esto se puede reinterpretar de una forma muy ñoña con sólo dejar volar la imaginación y evocar cualquier película de adolescentes en la que no paran de decir horteradas del tipo "esta canción sonaba en la radio cuando nos dimos el primer beso en tu coche" acompañada del coche subido a una especie de tajo donde se puede contemplar las lucecitas de la ciudad. Súperñoña. A lo que me refiero tiene algo que ver con esto, pero tranquilos que no creo que os salga caspa.

El otro día estábamos en el coche de un amigo escuchando música tras huir muy lejos de cualquier sitio donde se pinchara a todo trapo riguitón-machaca-neuronas. Después de una sesión de temas de Iron Maiden y Tool, el dueño se sacó de no sé donde un recopilatorio de The Smashing Pumpkins. Con las primeras notas de Zero, nos pusimos a charlar de nuestra infancia. Por suerte, la mayoría de los presentes nos habíamos criado con esas canciones con lo que aquello se transformó en un compendio de anécdotas que la mitad ni llegaba a recordar. Casi todas eran tipo juergas en lugares donde cualquier otra persona no habría puesto un pie en la vida. Pero nosotros no somos como el resto del mundo. Fuímos singulares y creo que seguimos siéndolo. Y eso nos llevó a escuchar música distinta a la que solía consumir la gente que nos rodeó en nuestro tiempo. No es que fuéramos asociales, sino que nuestra forma de ver las cosas, de vivir la vida, de relacionarnos con otra gente, era muy distina.

El caso es que cuando me fui a la cama me puse a pensar qué canciones podía recordar que me evocaran periodos de tiempo. Eran demasiadas, pudiendo encontrar tanto temas que hoy en día siguen gustándome, como aberraciones que ni en aquella época tragaba. Supongo que todo el mundo puede realizar el mismo ejercicio de memoria y asociación, no tiene nada de especial. Pero lo bonito es recordar cómo determinados acordes o sonidos nos influyeron en nuestra vida, hasta el punto que nuestros actos pudieran girar en torno a ellos. Os sorprenderéis hasta qué punto la música forma parte de la forma de ser de cada uno
Ebers Moll 2:08 p. m. | 0 comentarios |