miércoles, marzo 08, 2006

De clicks y síncopas

Aunque este intento de blog se ha centrado sobre todo en sonidos extraídos de transistores, condensadores y bits, no he dejado de escuchar en mis ratos libres otros géneros musicales mucho más clásicos. De en vez en cuando me gusto prestarle un rato a los grandes maestros, para que mis oídos reposen en las armonías clásicas. A lo mejor a alguno le chocará que una persona que pone a todo trapo a Misc. pueda reproducir con la misma intensidad la Novena Sinfonía de Beethoven; pero lo cierto es que a veces esta última suele superarla en decibelios cuando estoy solo en casa.

Recuerdo que mi profesora de historia solía decir que para comprender el presente hacía falta conocer el pasado. Creo que a la música se le puede aplicar el mismo principio. Aunque Richie Hawtin y Bach no se parezcan en nada, en último término el primero se nutre del segundo, del legado que nos dejó. Por desgracia, dentro del inmenso universo musical existen muchos "compositores" que ni siquiera saben qué es un clavicordio, cuanto menos saber armonía. Lo curioso es que esta gente sí que suele entender de propiedad intelectual y de ventas. Pero esto no es más que una simple curiosidad de las tantas que se dan en la naturaleza.

A falta de discos nuevos de electrónica que se dejen escuchar tres veces seguidas en una misma tarde, he tenido que recurrir a los viejos clásicos. Lo cierto es que en lo que llevamos de años han salido un par de cosillas interesantes, como el disco de Pablo Bolívar, pero casi todo han sido experimentos raros llenos de clicks y sonidos estridentes. A lo mejor es que los exámenes me han dejado un poco exahusto mentalmente, pero como no he conseguido encontrar un disco de electrónica que me sugiera algo y no sea una sucesión de ruidos casi inconexos, he decidido "desempolvar" mis mp3 de jazz, de los clásicos maestros de la improvisación. Me ayudan a abrir la mente, ha reecontrarme con esos ritmos imposibles (un sólo de Gene Krupa es capaz de mover a los muertos), ha disfrutar con la creatividad de los músicos cuando improvisan. No es que me vaya ahora a dedicar a comentar discos de jazz, porque sería como si Antonio Lobato comentara la Fórmula 1 (¿?), sino que me estoy excusando de no mantener la misma línea que llevaba hasta ahora en cuanto a comentar un tipo de música y, sobre todo, a decir públicamente que en estos días apenas soy capaz de enlazar dos temas repletos de filigranas con osciladores para devorar de un tirón un disco de Miles Davis. Pero supongo que dentro de poco seguiré dando el coñazo con lo mismo de siempre.
Ebers Moll 11:23 p. m.

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