martes, abril 18, 2006

Vacaciones musicales

Al igual que en los últimos diez años, esta Semana Santa la he pasado tocando con la banda de música de mi pueblo en distintas procesiones de diversos pueblos, incluido el mío. Cuando la agenda para tus vacaciones tiene ocupados todos los días a partir de las ocho de la tarde, poco margen para la improvisación puedes encontrar. Así que tras una procesión de cinco o seis horas sólo te apetece realizar dos cosas: sentarte un rato y beberte un par de cervezas para paliar la sed. Nuestro destino final siempre suele ser algún pub de nuestro tranquilo pueblo, da igual el que sea mientras consigamos entrar a alguno; de tal forma que nuestros dos únicos deseos se pueden ver cumplidos simultáneamente. Como el cansancio nos impide coger un coche, no es normal que nos vayamos a otro pueblo a pasar un rato de ocio. Además, una vez que te da el "bajón" sólo piensas en coger la cama y dormir hasta quedar completamente repuesto, así que si te quedas cerca de casa no tendrás que convencer a dos o tres personas más de la necesidad de dar por finalizada la noche. En definitiva, me he tenido que tragar todas la vacaciones a camino entre los dos únicos pubs de mi pueblo, el deseo de cualquier persona con ganas de vivir experiencias emocionantes.

Estas vacaciones me han valido para realizar un estudio sobre las preferencias musicales de la gente. Tras un pequeño análisis de apenas tres días, he podido llegar a estas conclusiones:

1- La juventud tiene el gusto "mandado a hacer", como bien se dice en mi pueblo. Uno de los pubs se puede considerar casi como discoteca, por lo que reúne gran cantidad de los defectos de estas. El peor de todos es poseer un micro con el dedicar las canciones y una cabina de DJ donde alguien pone la música y blasfema a través del micro. He podido observar que el trabajo de esta persona es mínimo, puesto que no tienen ni que pensar las canciones que debe poner a continuación. Para eso existe un legión de críos (estamos hablando de quince años en adelante con predominio de los diecisiete) que piden las canciones, con unos resultados catastróficos. Que en una misma noche (de cuatro horas solamente) llegues a escuchar a la María Figueroa (sí ese subproducto apadrinado por el bizarro Juan y Medio) tres veces y al Koala otras dos no dice mucho a favor ni del pub ni del público. Entre medias, un buen surtido de riguitón y lo que algunos entienden como flamenco (si Camarón levantara la cabeza se pegaría con la tapa del retrete al escuchar el nuevo "flamenco" de entes como Andy y Lucas)

2- Los mayores de 22 años siguen prefiriendo los grandes clásicos. Si alguien no sabe qué hacer con algún recopilatorio donde aparezca el "Saturday Night", puede intentar venderlo por allí. ¿No sabéis a qué canción me refiero? Sí hombre. Seguro que os acordáis de aquella pilingui que hace unos diez años supo poner a bailar a toda una discoteca, o similar, mediante una absurda coreografía que se repetía en un bucle infinito e infernal. Mala era la canción, pésimo el bailecito y bochornosa la mezcla de ambos. Lo peor es que en mi pueblo le han vuelto a sacar gustillo a semejante circo y no han parado de moverse como borregos. Y si después les pones el "Follow the Leader" entonces la pista se viene abajo con toda una turba borreguil moviéndose según los designios de una mente enferma que "compuso" toda una oda a la estupidez. Aún así, la gente disfruta bailando semejante chorrada y nos miran a los demás (a los que no nos movemos hasta que no pongan aunque sea a Dave Clarke) como si estuviéramos expuestos en tarritos de cloroformo dentro del museo de las abominaciones.

3- En general la gente tiene un conducto auditivo demasiado estrecho. Puedes ponerles el mejor tema comercial de música dance de la historia, que si no lo han escuchado antes unas cinco veces mientras permanecen en la pista de baile y otras diez veces entre los megaequipos de música que circulan en la calle y en la radio gracias a la "noble tarea" de emisoras como los "Cuarenta Criminales", no moveran ni un sólo músculo salvo los justos para silbarle al Dj en señal de descontento y para ir corriendo a la cabina para volver a pedir a la María Figueroa o cualquier tema sexista (léase, de riguitón).

4- Si funciona mejor no cambiar. Esta máxima se cumple sobre todo en el mundo del software cuando estamos hablando de sistemas operativos en servidores (por citar un ejemplo de situación delicada), pero en el mundo musical creo que es sinónimo de fracaso a la larga. Cuando le pides al Dj (lo llamo así por no decir siempre el que pone las canciones, que es mucho más largo) que se dé una vueltecita conceptual a través del resto de estilos musicales susceptibles de ser utilizados en cualquier sala donde se pincha música para un público generalista este suele mirarte fijamente y soltarte sin apenas inmutarse: "la gente está bailando esto y no hace falta cambiar de música". Claro que esta persona no suele nunca mirar al resto de seres que se arremolinan alrededor de la pista y que no se mueven nada porque están hasta los cojones de ese ritmo empalagoso y repetitivo acompañado de soeces (léase riguitón) y que suelen representar un tercio de los que llenan el local.

Como corolario a esta última conclusión, decir que ritmos y estilos tan míticos como el break-beat (rebajado a música de chusmetas por culpa de determinados individuos de sobra conocidos en la antigua escena de Dj-aprovechado), el house, el dance, el techno, el pop más indie y el rock en su sentido más amplio (encarnado en gente como Rage Against the Machine, por ejemplo), han pasado a mejor vida en estos sitios. Ya sólo se pueden escuchar dos tendencias musicales a cual más odiosas: el riguitón y el flamenquillo-fusión. Es triste que los chicos de hoy en día a pesar de poseer más acceso a la música sólo se limiten a escuchar lo más comercial entre la música comercial. Nosotros siempre tendremos como banda sonora de nuestra juventud el estribillo de Zero de The Smashing Pumpkins, pero ¿qué tendrán ellos? No creo que el de Culo de Pitbull sea el mejor estribillo que defina la música de nuestros mejores años.

- Doctor tengo empacho de música hortera.
- Escuche el disco de Nathan Fake después de cada comida durante una semana y como nuevo.
Ebers Moll 9:48 p. m.

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