miércoles, marzo 22, 2006

Perry Blake - The Crying Room

Llevo mucho tiempo buscando una buena excusa para poder hablar de este señor y esta semana la he encontrado al descubrir casi por error que ha publicado nuevo trabajo bajo el título tan poético de The Crying Room.

Seguramente pocos de ustedes (en verdad, espero equivocarme en esta afirmación) conocerán los trabajos de Perry Blake. Sobre todo porque apenas existe información relevante de él por los medios tradicionales, siendo la información que aparece en allmusic (sigo diciendo que es mi enciclopedia musical)irrisoria. Creo que de todos los grupos para públicos minoritarios, este es el que más. Y es una pena, porque posee un gusto exquisito para componer música. Supongo que son de estos artistas que prefieren invertir el tiempo en los estudios de grabación que en la promoción y distribución de sus discos, confiando en el boca a boca de la gente y en los círculos selectos donde se pueda escuchar su música. Tan reñido parece que está con las discográficas, que ha decidido montar su propio sello discográfico, a través del que ha publicado este último trabajo

Clasificar su música es tarea bastante difícil; sobre todo porque se puede considerar que forma parte de este grupo de músicos como Björk, Beth Gibbons o Tricky, por citar algunos, que hacen la música que les viene en gana, sin atenerse a ningún tipo de etiqueta y sin pensar si tendrán aceptación dentro de la industria. Ellos exponen sus ideas musicales y que cada cual juzgue por sí mismo. Por eso mismo dije al principio que lo encontré por error en una página sobre trip-hop, porque ni mucho menos se parece a lo que actualmente supone este estilo. Pudiera estar un poco más cerca de Portishead con su genial Roads y en la forma tan melancólica de exponer sus canciones, pero no se puede sacar ninguna comparación más. En sus primeros trabajos, apenas usa sonidos sintetizados y los ritmos, aunque se asimilen bastante a los empleados por las bandas de Brighton, suelen sonar cien por cien vintage. Así que decir que Perry Blake hace trip-hop es casi como decir que Bisbal hace flamenco (perdón por nombrarlo en este blog).

Pero este señor puede llegar a ser idolatrado u odiado hasta que la boca se nos llene de bilis. La carencia de una amplia escala de notas en la que poder mover su voz le obliga a que las melodías discurran en un mismo rango, pudiendo parecer un poco monótono. Si a esto le unimos que muchas veces adopta tono de falsete para poder subir a otra escala, seguramente a más de uno le quite las ganas de escuchar algún disco. Sin embargo es muy posible que, como yo, encontréis mucho encanto en este defecto, convirtiéndolo en una gran virtud. Sobre todo porque su voz tiene cierto tinte "metalizado", pareciendo más bien un ronroneo cuando se centra en tonos graves, y destilando cierto aire "castrati" o andrógino cuando pasa al falsete. Un contraste muy acusado del que a veces llega a sacar gran partido, convirtiéndolo en su mejor herramienta.

Otra carácterística predominante en toda su carrera es el aire de hombre atormentado del que hace gala tanto en la composición como en su imagen. Aunque sus últimos trabajos ha dejado un poco de lado esta faceta, todavía se sigue apreciando en sus canciones ese gustillo delicioso que puede llegar a producir la melancolía (siempre visto desde una perspectiva romántica) y que tan buenos resultados cosechó en Still Life. Aún después de haber encauzado toda la creación hacia derroteros más alegres, ha seguido cuidando la delicadeza de las melodías y sus orquestaciones, demostrando que la elegancia de las composiciones no tiene porqué estar reñida con el carácter que le quiera imprimir.

Personalmente, de todos los discos prefiero los dos primeros, Perry Blake y Still Life, donde se puede degustar la esencia que lo encumbró a lo más alto. A raíz del cambio comentado, creo que algunos temas han perdido un poco de consistencia, llegándose a embarcar en sonidos que no favorecen para nada sus virtudes (o defectos, según se mire) cuando se enfrenta al micro. Así, creo que este último trabajo ha perdido un poco seriedad, en las que llega a incluir algunos temas más propios de grupos como Travis. Digamos que intenta ampliar público pero creo que puede conseguir más bien el efecto contrario. De todas formas, sólo se puede tomar como un pequeño borrón en una carrera que destila elegancia y creatividad por todos los costados. Tal es así que, tras seis discos manteniéndose en la misma línea, todos sus discos se me antojan igual de interesantes. Quizás sea porque no he encontrado nadie que consiga imitarle y mucho menos superarle. O porque realmente cada canción suena distinta a las anteriores aunque recurra una y otra vez a la misma fórmula.

Comparándo este disco con sus anteriores trabajos, obtendría un 6'5. Le falla su corta duración (40 minutillos repartidos en 9 escasas pistas) y que tiene alguna pista prescindible para mi gusto (la mezcla Perry Blake banjo no me acaba de convencer). Pero tiene unos cuantos temas con una calidad muy superior a la media de toda su discografía. Aunque sigo recomendando sus dos primeros trabajos para aquellos que quieran conocer al verdadero Perry Blake
Ebers Moll 10:51 a. m.

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