jueves, enero 26, 2006

Broadway Project - In finite


Cada compositor tiene su fuente de inspiración. Unos recurren a experiencias lisérgicas para componer, otros a la acción cannabica. Hay quien se inspira en el amor (sólo hace falta ver algunas cagadas super ñoñas), los hay que lo hacen en la tristeza o los que toman como musa su propia vida. En este caso siempre se nos viene a la cabeza las canciones protesta, o las desgracias personales aplicadas al campo musical. Normalmente, esta fuente de inspiración está casi siempre relacionada con donde puedes contar algo mediante una letra más o menos afortunada en la forma. Pero Broadway Project no tiene que recurrir a vocalista para hablar de un aspecto de la vida. Es más, sólo hace falta la inspiración que provoca en una persona las circunstancias que la rodean para dar forma a las composiciones de este grupo y transmitir un único sentimiento en forma de samples y rítmica: melancolía.

Dan Berrigde es el único integrante de Broadway Project, algo normal hoy en día. Lo interesante es la forma en que llega al mundo de la música. Cuando se le diagnostica el síndrome de fatiga crónica se traslada a casa de sus padres, ante la imposibilidad de realizar cualquier actividad física y, mucho menos, trabajar. Imagináos que de repente tu vida se reduce a unas pocas horas al día, pasando el resto día durmiendo o simplemente postrado en un sofa sin apenas poder moverte del cansancio. Todo un infierno para alguien que haya basado toda su vida en un contínuo movimiento. En ese momento decide comprar un sampler y canalizar todo su estado anímico a través de la creación musical.

Su primer disco lo publica en 2001. En él se limita a copiar y pegar fragmentos de música que ha escuchado, aderezado por las circunstancias que estaban rodeando su vida. El resultado fue una espectacular combinación de sonidos sacados de distintos estilos musicales pero con alto contenido melódico, que desembocaban en una auténtica cascada de emociones que se entrecruzan para formar la banda sonora de su vida. Por ejemplo, en For The One es capaz de incorporar a la pista un sólo de violín de la obra Scherazade de Korsakov, mientras mantiene el ritmo áspero de trip hop, la voz de una chica cantando y todo el acompañamiento armónico que tiene detrás, donde se puede contabilizar en algunos momentos más de diez samples de diversos temas. Pero el carácter de todo el disco es de una tristeza tan profunda que llega a resultar bella.

En 2003 saca otro disco bajo el título de Vessel, con el mismo estilo de corta y pega. Esta vez incorpora colaboraciones de Richard Palmer a la voz, con una clara influencia del típico sonido Bristol que encumbró el trip hop a lo más alto. Un poco más dulce en cojunto, pero cargado de mucha melancolía, como en el anterior trabajo

Y en 2005 sacó In Finite, rompiendo con el estilo que le dio a conocer. Ya no se limita al corta y pega, sino que las composiciones poseen mucho más contenido cien por cien original, siendo interpretadas algunas de ellas por gente como Matthew Bourne con el piano y Riaan Voslo, jóvenes músicos de jazz y de los mejores de Reino Unido. Ante todo, este disco vuelve a retomar la influencia de Bristol del anterior trabajo para establecerla como impronta. I, Partisan, parece una revisión ad libitum del Heat Misser de Massive Attack. Con ritmos de batería de trip hop tradicional, simples y efectivos, vuelve a construir atmosferas intensas, aunque esta vez reina un sonido mucho más oscuro. No inventa nada nuevo, sino que coge los clichés y los aplica con suma maestría. Ritmos de batería distorsionados para dar más profundidad, bajos con más intención rítmica que melódica, pads que llenan muy bien la mezcla y melodías efectivas, mezclado todo ello con samples propios de los dos trabajos anteriores. No se pierde en dotar al trip hop de un carácter más jazzero como algunos compositores han intentado en estos últimos tiempos a costa de sacrificar la coherencia de la mezcla, sino que su simpleza sustenta por sí misma todo el conjunto. Simple pero con la suficiente chispa para que el disco no resulte mónotono ni repetitivo.

Nota 7
Ebers Moll 1:08 p. m.

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