lunes, noviembre 07, 2005

Goldfrapp - Supernature


Acaba de sacar Madonna su disco con saborcillo "Fiebre del Sábado Noche", en el que consigue explotar un sample de Abba hasta límites grotescos. A partir de ahora seguro que tendremos diva del "pop"(¿?) hasta en la sopa y empezaremos a ver desfilar por culpa de ella a niñas con modelitos inspirados en dicho "acontecimiento mundial". Yo prefiero rendirle homenaje a quien puso este año de moda los ochenta con su nuevo disco y que lo sacaron al mercado casi seis meses antes que ella, pero que parece que nadie se ha acordado de ellos (en el telediario por lo menos no). Goldfrapp, quien sinó.

Hace ya muchos años que cayó en mis manos el magnífico disco Felt Mountain, en el que Allison Goldfrapp nos invitó a recordar en algunos momentos a Portishead. Nos ofreció varios momentos íntimos con susurros que conseguían despetar en nuestro interior nostalgia por la música de antaño. Pero algo ocurrió en sus vidas, porque lo de Black Cherry no fue normal. Un cambio demasiado brusco que supuso para mi una gran desilusión y que me hizo relegarlo a un segundo plano. Tan fuerte fue el trauma que no escuche siquiera el disco al comprobar que el Utopia era más que nunca inalcanzable otra vez.

Ahora nos vienen con otro disco. Esta vez no me ha pillado completamente desprevenido y he adoptado una actitud mucho más abierta y receptiva. Sabiendo que Felt Mountain se ha convertido en una joya irrepetible, me espero cualquier cosa de este disco. Si en su primer trabajo primaba lo orgánico junto con la tranquilidad, ahora tenemos un trabajo cargado de eléctronica que incluso nos hará mover el esqueleto en más de una sala.

Sonidos retro para un disco con carácter ochentero. Leí en algún sitio que llegaba a recordar mucho a la época decadente de Studio 54. No viví aquella época como para poder hacer dicha comparación, pero no puedes evitar acordarte de aros grandes y labios llenos de carmín junto con modelitos que enseñaban bastante más de lo que en verdad querían insinuar, mientras los reflejos circulares de la bola de espejitos devolvían la luz de los focos rojos y azules.

Sea como sea, lo cierto es que el disco es un buen trabajo que se nutre de esa época y que nos llega a dejar también sus momentos tranquilos y reposados sin olvidar nunca la temática. No tiene que recurrir a ningún soniquete de aquella época embotellado en forma de sample, sino que genera todo el carácter con ideas originales o que por lo menos no son tan obvias como Abba. Mucha electrónica, guiños al dance, todo retro y una Allison que emplea en él todo el potencial de su voz, demostrando la sensualidad que hizo gala en su primer trabajo y unos agudos verdaderamente cautivadores.

Si creías que no existía vida tras Kilie Minogue o Madonna, aquí te presentamos a Goldfrapp como una muy recomendable alternativa.

Nota: un 7
Ebers Moll 9:11 p. m.

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